Desaparecidos
Luego de buscar por varios puestos de revista la Ñ del 18 de marzo, especial sobre los 30 años del golpe, abandone mi búsqueda ya que estaba agotada por esos días, pero una amiga la consiguió para mí. Hace unos días llego a mi, la leo, despacio y tranquila, pero uno de las nota de Arte me llamo la atención.
Estaba firmada por Julio Flores, artista plástico y relataba que en 1983 realizaron sobre papel siluetas de miles de desaparecidos, en tamaño natural, para acompañar una marcha de las Madres y pegarlas por toda la cuidad.
Fue para la III Marcha de la Resistencia, en homenaje a los que no están, eran 30.000 figuras de papel que se pegarían en los alrededores de la plaza. Julio Flores contaba que “La figura vacía y de tamaño natural fue el signo que representaría a las victimas de la desaparición. Cada figura debía ser única e irrepetible..” la idea de hacer esas figuras como símbolo me pareció muy fuerte, es muy fuerte. Cualquiera recibiría la imagen con mucha fuerza, pensé mucho en le valor de esas imágenes.
Las Madres y Abuelas habían querido que esas figuras no tuvieran rostro, nombre ni detalle y quería además que se garantizara la imagen de embarazadas y niños, sólo debían tener la inscripción “aparición con vida”; pero luego decidieron espontáneamente ponerles a las figuras el nombre, para que tuvieran una identidad, además de la fecha de desaparición.
Pero lo más impresionante del relato de Flores es su última parte, cuando relata que estaba dibujando a mano alzada mientras iban llegando los manifestantes y se llevaban los papeles para fondearlos, él contaba que quería dibujar a Oesterheld, Walsh, o a sus amigos Dorigo y Polito. Pero entonces él cuenta que apareció un niño con su madre y le dijo:
“-Hacéme a mi papá.
-¿Cómo era?
-Como vos, con bigote y le caía el pelo en la cara, ¿no, mamá?”
Flores obedeció y el niño se lo llevo gritando:
“-¡Me hizo a mi papá!”
Luego llego un matrimonio del norte y lo mismo:
“-¿Puede hacerme a mi hijo? Era como yo pero de su edad.”
Obedeció
“-¿Cuánto es?”
“-Nada, esto es una manifestación”-. se asombró Flores
“- Discúlpeme, no sé cómo es esto. Nunca había venido a una.”
Por ultimo tres hermanitos más se acercan con su mamá:
“- Hace a nuestros primitos y a mis tíos.
- ¿Cómo eran?
- Como nosotras, yo pongo el cuerpo- dijo la mayor, y se acostó decidida. Le siguieron los demás niños y la madre.”
No puedo pensar sino en el hecho de que, los que no están, siguen estando allí. Son fantasmas son nuestros fantasmas, son los que nos están muertos ni están vivos, son los que no están. Las figuras en las paredes, el reflejo del terror.
Dicen que el micro centro se lleno de imágenes, y en una esquina policías bajados de un Falcón quisieron arrancar las figuras gritando que “las siluetas nos miran”, en la reacción obvia de los manifestante en contra de aquellos, dos Madres le contestaron “Ese que esta arrancando es mi hijo”
A veces una imagen vale más que mil palabras
Estaba firmada por Julio Flores, artista plástico y relataba que en 1983 realizaron sobre papel siluetas de miles de desaparecidos, en tamaño natural, para acompañar una marcha de las Madres y pegarlas por toda la cuidad.
Fue para la III Marcha de la Resistencia, en homenaje a los que no están, eran 30.000 figuras de papel que se pegarían en los alrededores de la plaza. Julio Flores contaba que “La figura vacía y de tamaño natural fue el signo que representaría a las victimas de la desaparición. Cada figura debía ser única e irrepetible..” la idea de hacer esas figuras como símbolo me pareció muy fuerte, es muy fuerte. Cualquiera recibiría la imagen con mucha fuerza, pensé mucho en le valor de esas imágenes.
Las Madres y Abuelas habían querido que esas figuras no tuvieran rostro, nombre ni detalle y quería además que se garantizara la imagen de embarazadas y niños, sólo debían tener la inscripción “aparición con vida”; pero luego decidieron espontáneamente ponerles a las figuras el nombre, para que tuvieran una identidad, además de la fecha de desaparición.
Pero lo más impresionante del relato de Flores es su última parte, cuando relata que estaba dibujando a mano alzada mientras iban llegando los manifestantes y se llevaban los papeles para fondearlos, él contaba que quería dibujar a Oesterheld, Walsh, o a sus amigos Dorigo y Polito. Pero entonces él cuenta que apareció un niño con su madre y le dijo:
“-Hacéme a mi papá.
-¿Cómo era?
-Como vos, con bigote y le caía el pelo en la cara, ¿no, mamá?”
Flores obedeció y el niño se lo llevo gritando:
“-¡Me hizo a mi papá!”
Luego llego un matrimonio del norte y lo mismo:
“-¿Puede hacerme a mi hijo? Era como yo pero de su edad.”
Obedeció
“-¿Cuánto es?”
“-Nada, esto es una manifestación”-. se asombró Flores
“- Discúlpeme, no sé cómo es esto. Nunca había venido a una.”
Por ultimo tres hermanitos más se acercan con su mamá:
“- Hace a nuestros primitos y a mis tíos.
- ¿Cómo eran?
- Como nosotras, yo pongo el cuerpo- dijo la mayor, y se acostó decidida. Le siguieron los demás niños y la madre.”
No puedo pensar sino en el hecho de que, los que no están, siguen estando allí. Son fantasmas son nuestros fantasmas, son los que nos están muertos ni están vivos, son los que no están. Las figuras en las paredes, el reflejo del terror.
Dicen que el micro centro se lleno de imágenes, y en una esquina policías bajados de un Falcón quisieron arrancar las figuras gritando que “las siluetas nos miran”, en la reacción obvia de los manifestante en contra de aquellos, dos Madres le contestaron “Ese que esta arrancando es mi hijo”
A veces una imagen vale más que mil palabras
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