Exilio

La carta estaba fechada en Paris, noviembre de 1942.

“Querida Caye, 

Hermana querida te escribo estas líneas esperando darle así un poco de sosiego a mi tristeza que hoy me embarga más que nunca, mucho más que este frío que también comienza a calarme en el alma. Ya no aguanto más, me he quedado sola en esta ciudad que no es la mía y envuelta en una guerra que me ha robado a mi hombre. Ya van 6 meses que no tengo noticias de Juan, partió hace más de dos años a luchar por esa justicia en la que tanto hemos creído, por una libertad que parece que nunca terminamos de alcanzar y por esas ideas en las que poco a poco voy dejando de creer.
Escapamos de aquella guerra civil que me alejo de ti por siempre, de esa tierra por la que sufro día a día para vivir este exilio que me esta matando. Lo irónico es que mientras más intento escapar más atrapada estoy en las redes del destino, las luchas políticas y las atrocidades consecuencia de la irracionalidad de los hombres sedientos de poder.
Hace dos años que Paris, fue tomada por los alemanes, vivimos en una dictadura colaboracionista con los nazis. Hay regulaciones, escasez de todo tipo, censura y toque de queda. Los soldados alemanes se han llevado a mucha gente a trabajar para ellos. Mientras, la lucha continua, son escasas las noticias que nos llegan de boca en boca, gracias a los poco afortunados que pueden escuchar las radios de Inglaterra. Estados Unidos ha entrado a la guerra y esperamos que las tropas soviéticas puedan frenar la ofensiva alemana que asota el este.
¿Cómo vencer este desaliento, esta desesperanza que me quita las ganas de todo? “Tuve que aprender que el odio y el querer no tienen patria ni bandera”, tuve que aprender a sacar fuerzas de lugares que no conocía, tuve que aprender a vivir lejos de lo que amo pero no se cuanto tiempo resistiré…he comenzado una batalla contra mi misma, ya no es fácil avanzar olvidando lo vivido.
Quiero que esto termine pronto, quiero….

La carta estaba inconclusa, escrita en tinta sobre un papel amarillento por el tiempo encontrado dentro de un libro comprado por 2 euros en una tienda de libros usados. Dejada allí quizás por algún librero nostálgico de otras épocas. Era una ironía de la vida, quizás una broma cruel pensó.
No importan los tiempos, ni las modas, ni los cambios. Seguimos siendo los mismos aunque ya no hayan guerras. Buscamos una libertad que nunca terminamos de alcanzar, viendo como, en lo que solíamos creer se va desgastando. Escapando de las crisis, de los futuros inciertos, de las desilusiones causadas por un país al que se ama pero que te amarga. Escapando para seguir siendo infeliz en el exilio.
Ella también estaba sola en una ciudad que no era la suya, triste y callada. Errante buscando el camino para volver a comenzar, sabiéndose a si misma una cobarde. Lamentando las distancias pero con demasiada bronca para quedarse a luchar, y pagando un precio altísimo para darse cuenta que por más lejos que se fuera nada cambiaría lo que sentía.
La carta de aquella mujer anónima le hizo tener vergüenza de si misma. Después de todo ella no escapaba de una guerra terrible solo de su inconformismo para con su país.
Pero aún así no volvería. ¿Quién puede medir el valor de una u otra decisión?; si finalmente estaba pagando un precio muy alto por ello. Si finalmente era su decisión y quizás una forma de encontrar esa libertad y de volver a comenzar….como tantos, como otros.