Intelectuales hoy

Pasado ya el “conflicto del campo”, hoy es posible mirar hacia tras y tratar de entender y analizar todo lo que ocurrió. Con la cabeza un poco más fría y mirando desde una perspectiva distinta las cosas me puse a pensar que había pasado con los intelectuales. Sobre todo luego de leer el artículo publicado en la Ñ 253, Debates que la crisis nos dejó y otro en la columna La ciudad de la Furia del diario Critica, donde Washington Cucurto le escribe A Los Intelectuales.
Que los intelectuales se hayan sacudido el letargo, y hayan comenzado a pensar en la crisis que estamos atravesando es un hecho ABSOLUTAMENTE POSITIVO. Eso lo sabemos todo y lo celebramos, más allá que podemos estar o no de acuerdo con sus conceptualizaciones sobre la crisis o con posiciones político ideológicas.
A decir verdad, a pesar de haber recibido Carta Abierta varias veces en mi mail, nunca la leí. Fue una decisión personal que no puedo justificar: quizás porque durante el conflicto me sentí muy sensibilizada y prefería no saber más; quizás porque me había dolido que amigos y conocidos que aprecio, dijeran que los que apoyaban al campo eran golpistas. Yo apoyaba al campo, y no soy golpista, una de las cosas de las que me alegro es de ser hija de la democracia. Nací en democracia y me siento feliz por eso. Ya no quería escuchar cosas por el estilo ni defensas al gobierno. Pero si leí la carta de los otros intelectuales que no estaban “Ni con el gobierno ni con el campo”, ya que me encontró distraída en los pasillos de la facultad. Un documento mucho más medido, con el que podía coincidir en varias ideas.
La cuestión es, que los intelectuales y académicos SON personas preparadas y cuentan con las herramientas conceptuales para analizar la sociedad donde vivimos, de una manera más precisas y objetiva que cualquier otro. Sin embargo se han convertido en seres demasiados complejos, pedantes y soberbios, que muchas veces están sumergidos en una lucha de egos entre ellos. Se mueven en círculos cerrados, toman café y debaten ideas complejas en un idioma que los aleja de la realidad. Cualquier que lea prensa cultural y académica, o circule por los pasillos de una universidad sabe de lo que hablo. Pero aún así, sigo pensando que son ellos los mejores para analizar la sociedad, solo que mirando un poco más lo que el pueblo les esta diciendo cuando corta rutas.
Por eso coincido con lo que dice en Ñ Osvaldo Barsky sobre el “enorme desconocimiento de nuestros intelectuales urbanos respecto de cómo funciona el agro, de la complejidad en sus estructura social y los cambios tecnológicos producidos desde los 60; se discute así sobre un sector en la sociedad al que se desconoce absolutamente y de ahí derivan el resto de sus opiniones equivocadas”. El conflicto “del campo” fue también EL CONFLICTO DE UN INTERIOR DEL PAÍS completamente ninguneado por todos. Un gigante que también se despertó del letargo y que esta pidiendo a gritos que lo escuche y que no lo pisoteen más. Bajarse del caballo, como diría en el campo, y caminar y escuchar un poco más a la gente que vive tierras adentro quizás en un ejercicio que debería comenzar a practicar más seguidos. En una librería a muchas cosas que no aprendemos.
Lo que me sorprendió de todo este episodio fue el apoyo al discurso del gobierno de la justa redistribución de la riqueza por parte de los intelectuales K. La redistribución de la riqueza es algo necesario para que este país se convierta en un país más equitativo y mejor. En eso estamos todo de acuerdo. Pero de ahí a creerle a este gobierno, que quería lograr la redistribución de la riqueza es una ingenuidad. El discurso de la redistribución de la riqueza es una mentira, que hasta da vergüenza ajena.
La historia nos juzgara, juzgara a los K, juzgara a los intelectuales, juzgara a Cobos y a cada uno de nosotros. Después de todo, el tiempo le da la razón a quien la tiene.
De todo esto que nos pasa, aún debemos sacar muchas conclusiones. Debemos pensarnos como sociedad y ahí esta la tarea de los intelectuales. Pero para eso debe recordar, que “desde lejos no se ve”.