"El pájaro es pájaro"

La canción comenzó a sonar y brotaron las lágrimas. Yo no sé bien por qué razón. Ella no los puede entender, yo tampoco, pero eso es distinto….
Se puede ser varias cosas a la vez, pero también ser una sola cosa. De lo que no tengo dudas es que somos lo que fueron otros; que hay cosas más allá del propio entendimiento que están marcadas en el cuerpo, el alma y la mente, cosas ancestrales y profundas. Del mismo modo, somos lo que construimos con los otros, día a día, en conjunto y conformidad….y también somos seres únicos.

No era la primera vez que sueño con él.
Son sus ojos tremendamente verdes los que me llevan hacia los bosques en la montaña, y desde los picos frondosos vemos el mar azotar contra al acantilado; casi puedo sentir el salpicar del agua salada en mi cara. Es entonces cuando susurra palabras en una lengua antigua como el origen de la primera palabra pronunciada por el hombre. No la conozco, pero aun así podía entenderlo, pronunció el nombre de su pueblo. Mientras la diosa de dorados cabellos nos observaba desde la entrada a su cueva, recorríamos los senderos montañosos, casi corriendo, casi volando. Atravesábamos los campos, los poblados, las ciudades y las playas. El gentío ponía atención en nosotros, desconfiaban de mí, una extranjera.

Por fin, descansamos debajo del roble, allí me contó de su pueblo. El suyo es un pueblo antiguo, tanto que los historiadores ya no pueden decir ni cuando ni donde surgió o quizás sea un secreto misteriosamente guardado. Él me hablo de su tierra, de su historia, de la guerra, de su lucha. El enemigo los subyugo hace tiempo, les hizo promesas que no cumplió, los sometió vilmente, les prohibió que fueran ellos mismos; quiso borrar su lengua y sus costumbres como si de esa forma desapareciera, lo que en realidad, se lleva en la sangre. “El pájaro es pájaro”, me dijo.
Esos ojos verdes delataban tristeza, las batallas oscurecen el alma de los hombres, no importa como sean. Su pueblo libra distintas batallas, algunas con el hacha, otras con el dinero y otras con la voz y la palabra; el fusil y la política. Los medios son distintos el objetivo el mismo: ser libres.
No importa cuantos deban entregar su vida en ello, no importa cuantos años pasen, no importa quienes pasen sobre ellos, nada de eso importa. No importan las tormentas que hacen azotar las olas contra los acantilados, no importan las lágrimas de las madres, no importa la Razón. Nada parece alcanzarles para defender quienes han sido, quienes son y quienes seguirán siendo. Y es eso lo que no puedo entender. Es algo tan fuerte y tan profundo que nada alcanza…
“No se puede renunciar a lo que uno es, porque el pájaro es pájaro y libre debe ser”, eso me dijo antes de marcharse.
Cuando desperté una extraña cruz colgaba de mi cuello. Un lauburo, un regalo para que recuerde siempre quien es él.