Mi bicicleta roja

Dedicado a Marycarmen , sobre mis memorias y mi Bici Roja...
me inspiraste a contarlo




Mi bicicleta roja fue usada muy pocas veces y aún esta allí aguardando por mi. Nunca he podido desprenderme de ella, como así tampoco de ninguno de mis juguetes de niña. Son las únicas cosas de las que no puedo desprenderme, lo cual es raro porque soy una obsesiva en descartar esas cosas que ya no me sirve. Quizás tal vez esa vieja bicicleta y esos juguetes aún están esperando por mí…por alguna razón misteriosa.

Mi bicicleta roja no era una bicicleta cualquiera, era digna de mí. No había ninguna como ella en el pueblo. De formas raras, de un rojo brillante, mi bici de carrera resaltaba por sobre las demás. Había demandado a mis padres ese modelo ya que por entonces, en cada viaje a Mendoza, mis primos adolescentes lucían las suyas por las calles del centro de la ciudad. Quería la misma, pero sin darme cuenta era única.

Aún recuerdo el día en que aprendí a no caerme. Tomar fuerza en cada pedaleo y mantener ese equilibrio mágico que hace que podemos andar sobre dos ruedas. Nunca he podido entender como es posible, y me niego a aceptar alguna explicación física sobre ello. Las respuestas aquí deben ser solo mágicas. Igualmente no fueron pocas las veces que termine en el piso con las rodillas lastimadas y sangrando. A veces extraño caerme, sentir esa sensación del golpe, verme sangrar y luego jugar con la cascarita hasta que quedaba la cicatriz. Tengo tantas y tan lindas. Marcas hermosas.

Tuvimos aventuras con mi bici, hasta una donde volamos. No lo invente yo. Pueden preguntarles a mis amigos. A todos nos paso una tarde de extraño calor en agosto, mientras volvíamos del camino de cementerio a donde habíamos ido a jugar. Llegó una tormenta tremenda, el viento, el susto, la emoción. A los 8 años es fácil volar.

Mi bicicleta roja sigue allí, aguardando por mí, como un amuleto, un ancla al pasado. Un souvenir de mi niñez. Una niñez de la que acumulo innumerables instantes, recuerdos. Es raro, pero creo que puedo recordar más cosas de esa época que de mi adolescencia que no hace tanto deje atrás. Están en mi cabeza, claros y luminoso, con sensaciones y olores. Quizás sea esa la misteriosa razón….no olvidarme de ese incalculable tesoro. El día que no pueda recordar mis historias pasadas, estaré perdida, no sabré quien soy…

Comentarios

ariel-conlaluna dijo…
Como siempre escribes cosas muy interesantes y lo mejor, escritas bellamente, ¿qué más puede pedir un lector?
http://standbymeandconca.blogspot.com/ dijo…
El tiempo, implacable, me aleja de la compu, un día contaré el por qué, ahora, justo ahora entro a este buen blog y leo la historia de la bicicleta roja, he recordado esa época de mi adolescencia que hace mucho, mucho, mucho, dejé atrás.Recordé una tarde de agosto, rumbo a la única alberca, piscina, del pueblo, te responderé mañana con la calma del recuerdo y muchas gracias. Háblanos de tu pueblo, quizás todos los pueblos se parezcan, las calles, parques, sensaciones, olores, gracias Inés, un abrazote.
Marycarmen dijo…
Inés, el tiempo que quiero para regresar a la época de las bicis adolescentes, se me escapa como agua entre los dedos, no he podido responderte, en realidad me gusta sentarme frente a la compu sin apuros y asi puedo viajar hacia atrás con deleite. Te debo una sobre dos ruedas, casi como ando acá arriba del Trópico de Cáncer, prometo que antes del solsticio de junio cuento te regreso una historia de bicicletas, otro abrazo y muchas gracias.
Lain dijo…
Poderosos Recuerdos.

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